DE LA CULTURA DE “LA DIETA”, A LA CULTURA DEL “AUTOCUIDADO”


Aunque la palabra “dieta”, hace referencia al conjunto de sustancias que regularmente se ingieren como alimento, popularmente, se le ha asignado otro significado, de tal forma que, las personas utilizan dicho término, para referirse a una reducción temporal de la ingesta, eliminando o disminuyendo cierto tipo de alimentos, o limitando la cantidad que se ingiere.

Con este segundo significado, desde hace tiempo, se ha establecido la creencia generalizada, de que una persona con sobrepeso u obesidad, “debe ponerse a dieta” o “realizar alguna dieta” para lograr bajar de peso.

Si bien es cierto, que una parte inicial del tratamiento, consiste en llevar a cabo una dieta más equilibrada, con menor aporte de calorías, a mediano plazo, todo tratamiento clínico para atender el sobrepeso u obesidad, debe orientarse a que la persona, tenga un manejo saludable de su condición, a través del logro de dos objetivos generales:

a)  Incorporar un estilo de vida saludable (autocuidado), fomentando una conducta habitual cuidadosa, moderada y saludable, respecto a la alimentación y la actividad física.

b) Alcanzar el mejor peso posible (reducción del 5% al 15% del peso inicial), y mantenerlo a largo plazo, en el contexto de un estado de salud integral.
De acuerdo a un gran número de investigaciones, esta reducción del peso versus el logro de un peso ideal, es suficiente para disminuir significativamente los principales riesgos de salud asociados con la obesidad (según lo comentamos en artículos posteriores).

Por lo tanto, la idea de “ponerse a dieta para bajar de peso”, se opone a los objetivos básicos de un tratamiento profesional, al fomentar las siguientes creencias falsas e irreales sobre los resultados que pueden obtenerse:

-     La idea de que, para bajar de peso, es suficiente hacer un esfuerzo intensivo durante un tiempo determinado, y de que dicha disminución, se mantendrá posteriormente, aunque regresemos a nuestros viejos hábitos inadecuados, limita el desarrollo de una convicción personal, acerca de la pertinencia de mantener pequeños esfuerzos durante toda la vida y un permanente compromiso personal con la propia salud.

-     La expectativa de encontrar “la dieta ideal” o “la nutrióloga efectiva”, con la que esta vez, “sí lograremos bajar de peso, de forma rápida y sin esfuerzo”, propicia que traslademos la responsabilidad que tenemos sobre nuestra salud, depositándola en opciones “mágicas e ilusas”, promocionadas por la industria de la dieta.

-     Hacernos creer que esta forma rápida y fácil de bajar de peso, es completamente segura y sin riesgos para nuestra salud, cuando en realidad, las dietas muy restrictivas (que eliminan alimentos o grupos de alimentos) y/o muy bajas en calorías (que reducen considerablemente las cantidades), aunque consiguen que el peso disminuya a corto plazo, constituyen un riesgo inaceptable para la salud, ya que suelen conllevar los siguientes efectos indeseables:

1.    Provocar deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales, debido a su ausencia en los alimentos ingeridos.
2.    Favorecer el efecto «rebote» o «yoyo», es decir, conseguir perder cierto peso durante el tiempo que se realiza la dieta para, posteriormente recuperarlo o incluso incrementarlo al volver a los hábitos inadecuados. Esto es debido a que, muchas veces, la disminución de peso, sólo está asociada a la pérdida de líquidos y/o de masa muscular, pero no de grasa corporal.
3.    En algunos casos, también pueden afectar al funcionamiento de órganos cruciales como el riñón o el hígado, o generar estreñimiento crónico, entre otros efectos nocivos para la salud.
4.    Producir efectos psicológicos negativos, desencadenando trastornos del comportamiento alimentario (anorexia y bulimia), a veces de mayor gravedad que el exceso de peso que se pretendía corregir.
5.    No conllevar un aprendizaje sobre cómo comer saludablemente y realizar actividad física adecuada, propiciando que, al abandonar estas “dietas”, las personas vuelvan a las costumbres que les hicieron engordar.

Se estima, que, de cada 10 personas que “realizan dieta”, 6 de ellas la abandonan antes de haber conseguido su mejor peso posible. Y de las 4 que sí lo logran, en menos de tres meses, el 70%, recupera el peso que había podido disminuir.

Por todo lo anterior, el PROGRAMA DE AUTOCUIDADO, tiene como principio fundamental, promover sólo los cambios en tu estilo de vida, que sean SOSTENIBLES, es decir, que puedas hacer y mantener a lo largo del tiempo.

El objetivo fundamental, es echar mano de las estrategias psicoterapéuticas necesarias para que puedas desarrollar COMPORTAMIENTOS SALUDABLES e incorporarlos de manera permanente.

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